viernes, 14 de octubre de 2011

Historia de la Cerveza

La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas del mundo. Existe y es muy común en todos los lugares, excepto tal vez en algunas zonas de Oriente Próximo, donde no existe tanta tradición pero igualmente es  fácil de encontrar. Éste es un dato curioso, puesto que fue aquí mismo, en la que fue Mesopotamia (actual Iraq y parte de Irán) donde se cultivó la cebada y se produjo cerveza por primera vez.

Una tabla sumeria de arcilla datada en el 1800 a.C proporcionó tanto la primera referencia oficial a la cerveza como la receta más antigua que conocemos. Formaba parte de un himno a Ninkasi, la diosa sumeria de la cerveza, y describe cómo machacar una masa formada por miel, hierbas, agua, dátiles, pasas y especias, hacerla pasar a través de un colador hecho con paja comprimida y dejarla fermentar.

Lejos de ser la refrescante y espumosa bebida que conocemos hoy en día, en aquel tiempo la cerveza solía ser fangosa y sin burbujas, además de que probablemente no tenía un sabor muy agradable. Pero por aquel entonces la cerveza era un alimento, no una bebida para disfrutar. La esperanza de vida era muy baja, el agua pocas veces era potable y hacía enfermar a la gente, y bebiendo cerveza aquellas personas conseguían mantenerse más saludables.

Los egipcios fueron grandes productores de cerveza. En el antiguo Egipto, almacenar y fermentar el grano era una tarea importante y la cerveza a menudo se utilizaba como moneda de cambio. Como dato curioso, decir que a los artesanos que construyeron las pirámides se les pagaba con cerveza. Su producción estaba a cargo de las mujeres, que trabajaban en el hogar, preparaban y servían la cerveza y controlaban a los alborotadores.


A medida que la religión fue calando en la vida cotidiana, la cerveza y las personas que la elaboraban adquirieron una dimensión espiritual. Algunas clases se reservaban para ceremonias religiosas por el estado alterado de consciencia que provocaban. Aunque el islam acabó con la tradición cervecera de Egipto, ésta siguió con el cristianismo, ya que ahora eran los monasterios los que se encargaban de su producción y distribución.

De este modo, las cervecerías monásticas empezaron a aparecer por toda la Europa medieval. Fueron los monjes los que extendieron el uso de lúpulos en el año 1000.

La disolución de los monasterios supuso la desaparición del monopolio de la elaboración de cerveza en Europa y, a principios del siglo XIX, la cerveza pasó de manos de la Iglesia a las de las industrias.

A finales de este siglo la cerveza ya era mucho más fácil de elaborar, transportar y conservar. La llegada de la máquina de vapor dio paso a su producción a gran escala, a la aparición de los ferrocarriles y a la refrigeración industrial. Además, el químico francés Pasteur ya había revelado los secretos de la levadura, de modo que la cerveza podía conservarse durante más tiempo.

Aunque la distribución en masa ha consolidado el mundo de la elaboración de la cerveza y ha abierto la puerta a gigantescas empresas, nos encontramos en una época fascinante para los bebedores de cerveza. Las recetas históricas están volviendo a cobrar vida, mezclándose con los conocimientos actuales en la búsqueda de nuevas texturas y sabores. Nos hallamos en una época histórica para la creación de nuevos estilos de cerveza.

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