Resumidamente, las cervezas Lager se caracterizan porque su fermentación nunca supera los 9ºC, y en la fase lenta se mantiene alrededor de los 0ºC. Una característica de este proceso es que durante el noveno día de fermentación la levadura se deposita en el fondo de los toneles.
En el pasado todas las cervezas fermentaban a temperatura ambiente y, hasta que se descubrió cuál era la levadura que intervenía en el proceso, lo hacían de forma natural. El primer avance en este aspecto se produjo en el siglo XV aproximadamente, cuando en Baviera empezaron a almacenar la cerveza en frescas grutas al pie de los Alpes para que estuviera fría durante el verano.
Pronto se dieron cuenta que el frío no sólo conservaba la cerveza y la hacía más agradable de consumir, sino que también la estabilizaba debido a que la levadura sedimentaba en el fondo de los barriles. La palabra alemana que se refiere al almacenamiento a bajas temperaturas es Langerung, de donde derivó el término Lager para referirse a las cervezas de este tipo.
Dentro de esta clase de cerveza existen diferentes clases: el “Pilsen”, el “Viena”, o el “Dortmund”, por ejemplo.
Las “Pilsen” son las cervezas Lager más comunes, rubias y transaparente con un equilibrio perfecto entre la malta y el lúpulo.
Las cervezas de estilo “Dortmund” son bastante amargas debido a que están intensamente aromatizadas con lúpulo, el cual, junto con el agua dura que se utiliza, también le aporta su bonito color dorado.
Respecto al tradicional estilo “Viena”, en ellas cabe destacar su característico color ámbar, que las diferencia de las cervezas rubias.
Por último, hay que referirse también a las Lager americanas como la “Budweiser”, cervezas muy industriales, con demasiado almidón y un añadido de maíz y arroz, que les proporcionan su sabor dulzón característico.
0 comentarios:
Publicar un comentario